La rabia es una enfermedad mortal. Las mordeduras o arañazos de un murciélago rabioso, zorrino, mapache, zorro, coyote u otro animal salvaje grande son especialmente peligrosos. Estos animales pueden transmitir la rabia incluso si no presentan los síntomas. Los murciélagos han transmitido la rabia sin dejar una marca detectable de mordedura en la piel.
Se considera que los roedores tales como ratones, ratas, tuzas, topos, ardillas listadas, perros de la pradera y conejos no son portadores de la rabia. Las ardillas rara vez transmiten la rabia. Los roedores pueden tener otras enfermedades (como la peste).
Casi todas las mordeduras de animales domésticos son causadas por perros o gatos. Las mordeduras de los animales domésticos tales como los caballos pueden ser tratadas utilizando la información contenida en esta guía general. En muchas zonas metropolitanas, los perros y los gatos tampoco presentan riesgo de rabia. El riesgo principal en las mordeduras de animales domésticos es una infección grave de la herida, no la rabia. Las mordeduras de los gatos se infectan más a menudo que las de los perros. Los arañazos de los animales se tratan igual que las mordeduras, pues pueden estar contaminadas con saliva.
Los animales domésticos pequeños que viven dentro de la casa (tales como gerbos, hámsters, cobayos y ratones blancos) no presentan riesgo de rabia. Las heridas punzantes de estos animales normalmente no necesitan que las revise el médico. Este tipo de herida rara vez atraviesa la piel.
Casi todas las mordeduras de seres humanos se presentan durante peleas, especialmente en los adolescentes. Algunas veces se produce una cortadura en el puño al golpear un diente. Las mordeduras de seres humanos tienen más probabilidad de infectarse que cualquier mordedura de animales. Las mordeduras en las manos son las que tienen mayor riesgo de complicación. La mayoría de las mordidas de los niños muy pequeños no penetran la piel y no es necesario que las revise un médico.
Si sospecha que el animal que mordió a su hijo tiene rabia:
Si existe cualquier posibilidad de rabia, el animal doméstico debe observarse cuidadosamente en caso que tuviera indicios de la enfermedad. El animal debe aislarse del contacto con los humanos durante 10 días. Si el animal pertenece a otra familia y no se muestran dispuestos a cooperar, informe del incidente a la división de control de animales de la ciudad o del condado.
Antes de acudir al consultorio de su médico, lave la lesión con agua y jabón líquido durante 10 minutos. Frote la herida lo suficiente para que sangre un poco. La mayoría de las mordeduras de animales necesitan ser vistas pues comúnmente se infectan. Una limpieza cuidadosa de la herida en la sala de emergencia o en el consultorio médico es la mejor forma de evitar que la mordedura se infecte. Es aun mejor que los antibióticos.
Para las heridas que no penetren en la piel, lave la zona con agua y jabón líquido durante 10 minutos. Aplique una pomada antibiótica en la herida dos veces al día. Puede dejarla expuesta al aire o cubrirla con una "curita" si es una zona fácil de ensuciarse.
Ofrezca acetominofeno (Tylenol) o ibuprofeno (Advil) para el dolor.
Enséñeles a sus hijos que no deben recoger animales salvajes enfermos o lastimados. Enséñeles que no deben acariciar a perros extraños, ni tratar de separar a los perros que se pelean, ni acercarse a un perro que está comiendo, ni tocar a un perro que duerme. A los niños menores de 4 años de edad siempre se les debe supervisar cuando están cerca de algún perro. Los perros de raza pit bull terrier, pastor alemán, dóberman y San Bernardo son especialmente peligrosos.
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